domingo, 13 de abril de 2014

NIÑEZ CON RESPONSABILIDAD ECOLÓGICA

El planeta Tierra es nuestro hogar, pero con frecuencia pensamos que somos los amos y señores de él, que nuestra palabra es voluntad y que podemos hacer todo lo que se nos antoje con él. Siendo honesta, eso es lo que hemos hecho desde hace unos cientos de años. Nos hemos dedicado a explotar cada recurso natural que ha aquí se encuentra y hemos querido habitar hasta el último centímetro de este planeta, claro que por suerte eso no lo conseguimos. Pero ¿qué ha dejado este dominio frenético del hombre? Pues un hogar que se empieza a caer por pedazos, donde las goteras quieren inundar nuestra casa y el techo se nos caerá encima en cualquier momento. Este es un tema que se nos repite hasta el cansancio, sin embargo creemos que es futuro tan lejano que no nos preocupa en lo más minino. Es que las personas siempre hemos tenido el terrible defecto del egoísmo, “las personas del futuro, que se preocupen por el futuro”. Pues bien, el futuro está tocando a nuestra puerta y en cualquier momento entrará.
Ante la urgente necesidad de crear una consciencia y responsabilidad ecológica, es que millones de personas se han empezado a mover en el mundo para cambiar esta realidad o, para en lo posible, detenerla. Primero se formularon actividades concretas, inmediatas, pero pronto se dieron cuenta que este debía ser un proceso muchísimo más largo y mucho más profundo, un proceso incidental que provocará que las personas entiendan el rol protagónico que tienen como protectores del medio ambiente. Es así, como muchos proyectos se formaron alrededor del mundo y unos cuantos también en nuestro país. Un proyecto muy interesante es aquel tiene la Asociación Pukllasunchi en la región de Cuzco, donde las personas comienzan a sentirse parte del cambio porque este es su hogar.
“Kawasay” es un centro de promoción Ambiental que tiene el colegio Pukllasunchis, con este se propone crear conciencia para la construcción de aprendizajes referentes a la conservación y cuidado del medio ambiente. Los actores de este proyecto son los niños y adolescentes que estudian dentro del colegio que han podido identificar la realidad ambiental mundial y han decido afrontarla de manera positiva: no ofrecen más problemas, se encargan de vislumbrar puertas de solución. Para poder ver estas soluciones es que Pukllasunchis se percató de que en las raíces culturales de estos niños y niñas se hallaba una gran sabiduría ancestral y que gracias a una investigación previa, podían combinarlas con algunas técnicas modernas alternativas.
La historia de los ancestros de estos niños y niñas empieza a cobrar importancia, y en busca de conservar nuestro hogar, ellos van recuperando parte de su tradición, lo valoran y lo pasan a otras personas. Porque este es uno de los pilares importantes de Kawasay, las soluciones no solo se quedan dentro de Cuzco, se comparten y tratan de multiplicarse, para que el resto de la ciudadanía pueda darse cuenta que ellos también pueden ofrecer rutas para el cambio. Los niños y niñas pasan con su experiencia la idea de que todos formamos parte de la naturaleza y es posible poder vivir con ella de manera armónica.
Los objetivos de Kawasay persigue son claros. El primer objetivo plantea la protección de la diversidad a través de la integración de los conocimientos de nuestras culturales y de otras culturas, es decir manejan un enfoque intercultural. El segundo objetivo se refiere a formar niños y niñas capaces de reconocer la realidad y poder interactuar con ella, por eso es que Kawasay propone practicas reales y continuas donde los niños vallan estrechando lazos con la naturaleza y con las formas de protegerla que ofrecen las culturas de nuestro país. Para lograr estos objetivos es que Pukllasunchis creo cinco áreas de trabajo donde cada niño y niña puede participar y en donde se dan soluciones alternativas para el cuidado del medio ambiente. Las áreas de trabajo son: expresión cultural; biohuerto; bosques y entorno; residuos sólidos y salud ambiental y crianza de animales. Sobre estas áreas de trabajo es que los niños y niñas comienzan a formar una consciencia ecológica de acción, es decir más que teoría se dedican a la práctica y formación de actitudes críticas ante las situaciones actuales del medio ambiente.
El buen andar de este proyecto se ve reflejado en sus resultados, que están escritos en su página web. Entre ellos se encuentra: la formación de 760 estudiantes en el uso de los componentes de un agroecosistema; difunden las experiencias del proyecto en otras instituciones educativas de la región de Cuzco en busca de la réplica; la creación de un libro, videos y 3 manuales donde se encuentra plasmadas lo aprendido en Kawasay y por último la participación en la construcción de la malla curricular y el fortalecimiento del eje medioambiental en el Instituto Superior Pedagógico Pukllasunchis. Pero una de las metas más anheladas del proyecto, es que este se pueda multiplicar en otras regiones, no de manera idéntica porque cada espacio geográfico maneja sus propias características, sino llevar la novedad de que el medio ambiente es nuestra responsabilidad y que todos y todas podemos ser actores de cambio. Es con este anhelo que el colegio Pukllasunchis tiene las puertas abiertas para todo aquel que quiera visitarlo y conocer su experiencia con “Kawasay”, las personas que lo visitan son guiadas por los propios alumnos quienes muestran su conocimiento e involucramiento con los objetivos y procesos del proyecto.

Por último, hay que puntualizar que Kawasay no es un proyecto aislado, con la búsqueda de mejorar sus prácticas Pukllasunchis ha querido establecer lazos con aquellas instituciones nacionales e internacionales que comparten los mismo objetivos, es por eso que forman parte de Brújula Verde, trabajan conjuntamente con el Ministerio del Ambiente y con la organización Nacional ANIA (Asociación para la Niñez y su Ambiente) que busca el empoderamiento de los niños y niñas en el tema medio ambiental.
Dicen que los niños son el futuro de nuestro país, pero verlos como nuestro presente parece la mejor forma para que ellos y ellas no vivan encerrados en las burbujas en las que nosotros crecimos, sino que sean capaces de proponer soluciones y de vivir armoniosamente con el medio ambiente, en un mundo donde el respeto es la clave para el progreso. Quizás sean los niños y niñas quienes sean los más indicados para enseñarnos como ser responsables.

ANÁLISIS Y POSIBLES APLICACIONES

Los niños son herederos del mundo, pero ellos y ellas viven en la Tierra en el ahora, por lo tanto sufren de todo los que está pasando en nuestro medio ambiente. El Perú es un país muy rico en diversidad natural, existen cientos de ecosistemas, animales exóticos y bosques inmensos, pero esa es una realidad que se va acortando de a pocos, todos los beneficios que se nos han otorgado se nos están agotando, y esto no es más que por nuestra irresponsabilidad. Las personas en nuestra mayoría no sabemos cómo llevar una relación armónica con la naturaleza y esto es porque nos creemos dueños de todo lo que nos rodea y que nuestras acciones no tendrán consecuencias, los peruanos estamos poco a poco acabando con este espacio geográfico maravilloso.
Debido a la enorme diversidad cultural de nuestro país, existen ciertas culturas que mantienen lazos más estrechos con la naturaleza que otros, probablemente porque han sabido conservar de una mejor manera sus raíces ancestrales. “Kawasay” ha sabido funcionar bien debido a esto, al ponerse en práctica en pueblos del Cusco, es decir la sierra de nuestro país, las personas se sienten muchísimo más conectadas que nosotros, los que vivimos en ciudades, esto facilita en cierta medida los procesos de involucramiento en el proyecto. Sin embargo, no significa que Lambayeque no pueda desarrollar un proyecto de este tipo, es posible que se lleven a cabo pero tienen que realizarse diferentes tácticas y probablemente llevará un proceso mucho más largo de participación. Aunque cabe señalar que nuestra región no es completamente costa, puesta tenemos parte de sierra, tales como Incahuasi.
Para elaborar esta clase de proyectos, es mucho mejor comenzar con un número pequeño de personas que puedan interactuar entre ellos y así llegar a la experiencia incidental. “Los Algarrobos” es uno de los caseríos más pequeños del distrito de Monsefú, las personas que allí viven son muy amables y serviciales, pero como en mucho de los lugares de nuestra región existe una desvinculación entre ellos. Esa falta de conexión y de idea de “comunidad” los hace sentirse ajenos a la realidad medio ambiental que viven, el caserío no se encuentra en las mejores condiciones ambientales posibles. Podemos partir de esto caso para explicar una posible incidencia del proyecto “Kawasay” en nuestra región.
Los niños y niñas suelen ser muy ágiles y creativos, están dispuestos a manejarse a través de dinámicas y juegos, es por esto que la interacción tiene que ser constante y siempre manejando sus mismos códigos, pues aquello que no entienden poco les llama la atención. La idea de hogar es una de las principales cosas que se deben promover, en la costa es frecuente el pensamiento de que la casa es el lugar donde dormimos y comemos, es necesario que los niños y niñas expandan ese concepto y vean a toda su comunidad, a todo el planeta como su hogar. Luego los niños y niñas tendrán que establecer vínculos con la naturaleza a través de interacciones continuas, con esto ellos y ellas podrán darse cuenta de las condiciones en las que se encuentran y podrán mirar la realidad de manera crítica.
Al apreciar la realidad, el proyecto tendrá como objetivo fomentar un espíritu responsable en ellos y ellas: puede que no vivan en medio de la sierra o en la selva pero a la naturaleza los rodea con alguna de sus expresiones y ellos pueden volver a establecer vínculos armónicos con la flora y la fauna. Todo partirá desde las nociones elementales de vida como el aseo de la comunidad, la salud ambiental y el trato de los residuos de los pobladores. Los niños y niñas deben ser acompañados, y tienen que sentir que son parte del cambio, porque son responsables de aquello que pasa en su comunidad.
El caserío “Los Algarrobos” lleva este nombre porque anteriormente se encontraban varios algarrobos alrededor de la zona, sin embargo debido a la llegada de más pobladores, los árboles se fueron talando y ya solo queda uno en dicho caserío. Los niños y niñas podrían entonces mirar como en la historia de su caserío la naturaleza los acogió y ellos pueden volver a construir espacios naturales, investigando acerca de la sabiduría ancestral de los pobladores de la región. De esta manera se integran los conocimientos e historia de sus antepasados con las metas y retos que tienen que afrontar en el presente.

HOJA DE RUTA



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