domingo, 15 de julio de 2012

EL LENGUAJE RADIAL


RESUMEN:

Si pretendemos ser radialistas lo primero que haremos será conocer el lenguaje que este medio utilizada, las características únicas que posee, y cómo actualmente se están volviendo a plantear ciertos asuntos de vitales. Al entender su lenguaje, planeamos elegir las mejores opciones para el lenguaje que emplearemos en la radio.
PALABRAS CLAVES: sonido, efectos, voz, ruido, comunicación.
Normalmente suponemos que la comunicación es un evento común y corriente, pero lo cierto es que hoy en día resulta verdaderamente difícil escuchar al otro y darnos a entender. El proceso de la comunicación empieza antes de que la palabra salga de la boca del emisor, en su recorrido el mensaje ha navegado por la cultura y los pensamientos de los actores comunicativos. En la radio como en todo medio de comunicación establecer una correcta interacción es vital si pretendemos llegar con eficacia hasta la audiencia, produciendo no solo cambios en ellos, sino porque no, también en nosotros.
Para estudiar el leguaje radiofónico, en primer lugar hay que hablar de ciertos aspectos importantes. Existen una gran cantidad de razones por las cuales el mensaje no llega de manera certera hacia los radioescuchas, nuestro mayor enemigo es aquel que recibe el nombre de ruido. En el ejercicio radiofónico, como en toda comunicación, los ruidos son bruscos e inesperados y a la vez terribles y sentenciosos. Muchos son los casos: los problemas vocales de los locutores, su jadeo, respiración entrecortada, cuando se sale a cubrir una noticia pueden existir demasiada bulla en el entorno,  fuera de la cabina de radio, el transmisor llega a sufrir muchas veces una seria de dificultades; por el lado del oyente este a veces cuenta con radioreceptores inadecuados y también de su lado están los obstáculos por alguna enfermedad o quizás por la bulla de su entorno. Todos estos son ruidos técnicos y ambientales, y la tecnología cada día un paso más adelante se viene encargando de ellos. Sin embargo existen otra clase de ruidos que requieren de todo el esfuerzo y la creatividad del comunicador.
Los ruidos culturales son los mayores desafíos de los radialistas. El castellano es la lengua más conocida utilizada entre los latinoamericanos, pero no es la única que se usa, y mucho menos son los mismos significados de las palabras en cada país, esto supone saber codificar y decodificar cada mensaje según el lugar donde nos encontremos, saber estar en donde estamos. Esa actitud comprende entonces saber escuchar, no solo se trata de oír el sonido de la voz, se trata de ponernos en el lugar del otro para  decodificar su mensaje con más exactitud, todas las mujeres y hombres deseamos ser tomados en cuenta, la mejor manera de demostrar que nos importan nuestros oyentes es saber escucharlos y saber hablarles.
El lenguaje radiofónico propiamente dicho tiene ciertas expresiones: la voz humana, los efectos de sonido y la música. Frecuentemente en los programas radiales podemos escuchar como la voz humana predomina sobre las demás expresiones, es cierto que la voz humana es exquisita, muy rica en todas sus variaciones y emociones que producen, sin embargo al centrarse en este elemento se esta renunciando a toda la riqueza sonora brindada en las otras expresiones, sería renunciar a todo la magia acústica y encasillar a nuestros oyentes a una mismo sentido sonoro. La fusión de las expresiones radiales es espectacular: la voz humana conductora de simpatía natural, los efectos de sonido aclaradores de la imagen, formadores de la imagen auditiva, y, la música tan llena de emociones tan apasionada, las tres conducen al oyente a la más exquisita experiencia auditiva, una experiencia constructora de espacios imaginarios. No todo en la radio son sonidos, existe pues el silencio, no son baches producidos por los problemas técnicos o los del locutor y locutora, se trata de una pausa calculada, con sentido, que junto al sonido crean suspenso y climas bien tramados.
La radio es seducción permanente, es un vicio delicioso, una aventura a todas horas, esa permanente conquista al oyente le permite al comunicador y comunicadora desafiar sus límites y sentirse más cerca de las personas. Hoy en día la razón fundamental por la que escuchamos radio es por la música, sintonizamos la frecuencia deseada, subimos el volumen y gracias a la música desaparecemos del mapa, estamos sumergidos dentro de ella, todas las emociones se amplifican, todo momento se dramatiza, es maravilloso como la música puede hablar directamente con el alma; y si la música habla directamente con el alma, los efectos sonoros hablan directamente con nuestra memoria, con nuestra experiencia, siendo bien trabajados todo lo concreto se va dibujando dentro de nuestra cabeza, pero también nos permiten crear nuevas imágenes, integrar nuevos conceptos. La radio seduce porque puede permitirle a nuestra mente lo que otros le han negado: la libertad de crear.


Ya que en la radio se usa por mayor tiempo la voz humana es lógico dedicarle un espacio bastante prudente a ese elemento que a veces se nos es adverso: la palabra. No se trata de exagerar, de dar rodeos, sino de ser precisos con el público. Muchos son los locutores autistas, viven en su propio mundo sin poder conectarse con el otro, su condición les hace creer que al hablar más, al buscar palabras rebuscadas, pensamientos complicados pueden sorprender a su audiencia y mantenerlos fieles, pero la verdad es que nos hacen sentir extraños, como si pertenecieran a otra orbita, y la forma como lo dicen es peor, esa tonalidad pedante que abre zanjas mucho más grandes entre ellos y la audiencia. Ahora, las dudas sobre que palabras nos invaden, pues es muy recomendable hacer uso del lenguaje activo y el lenguaje pasivo, el primero navega por el habla coloquial del oyente, por su experiencia concreta y es bien conocido por él, el segundo es conocido pero no muy utilizado permitiendo en este rango que el comunicador pueda realizar con este tipo de lenguaje acciones pedagógicas. Dentro del habla coloquial se encuentran las tan incomodas (a veces bastante cómodas) malas palabras, las groserías, vulgaridades, satanizadas por algunos locutores y glorificados por otros, el uso de estas palabras es permisible sobre todo en los sociodramas donde lo que se intenta es darle la mayor naturalidad y veracidad de las situaciones, en otro formatos se pueden utilizar teniendo en cuenta la cultura del pueblo, su sensibilidad y el contexto en donde se encuentran.Otra discusión es la que se entabla para los usos de las palabras técnicas, en lo personal creo que el uso de estas debe limitarse a los programas para públicos específicos, y si se pretende hablar de temas referidos estrictamente a un ámbito (por ejemplo el financiero) lo mejor sería hacer adecuaciones. Los jóvenes hablamos en un lenguaje muy nuestro, si los radialista quieren llegar a nosotros, bien harían en tratar de sintonizar nuestra onda, sin perder el sentido de lo que quieren comunicar.
Aun permanecemos en la ruta de cómo llegar al público, como establecer una comunicación eficaz, entonces es hora de dotar de vida a la palabra. La palabra invita a la creación, pero hay palabras que la estimulan con mayor rapidez, me refiero a las palabras concretas, aquellas que permiten dibujar con un mejor trazo en nuestra cabeza las imágenes auditivas, son ellas las capaces de describir mejor las situaciones que planteamos. Cada país, región y ciudad tiene su particular forma de hablar, sus regionalismos, incorporarlos a nosotros es una forma de garantizar el enganche con la audiencia. Existen muchas formas poéticas de hablar que no están de más, aquellas que la gente usa cotidianamente o que evocan imágenes instantáneas, las comparaciones, refranes,  metáforas y exageraciones también están permitidas en este juego donde útil es aquella que le sirve al oyente. También esta la forma en la que hablamos, las tonalidades, entonaciones, pausas, es el arte de ser un buen narrador, de saber cómo hablar en cada situación.
Hoy en día la mujer se ha abierto paso entre las enormes dificultades y obstáculos que la impedían de gozar todos sus derechos ciudadanos, bajo este marco la radio también tiene otro panorama que ha de plantearse en el uso de la palabra. La igualdad de los sexos debe ser reconocida o reforzada a través del propio uso del lenguaje o terminología, a algunos les parecerá exagerado o demasiado tedioso, pero la verdad es que es muy necesario empezar a hacer justicia en favor de la equidad en ambos, sobre todo en un medio como la radio donde la palabra es la que llena la mayoría de espacios, se trata de dar un discurso inclusivo, un discurso en el cual todos se sientan llamados, esta no es sino otra forma de que hombres y mujeres se sientan identificados con el programa radial, pero sobre todo comprometidos con él.
Conclusión
El lenguaje radiofónico consta de varios elementos, los tres, se complementan y con un uso creativo logran mucho mejores resultados de lo que se obtendrían por separado. El locutor de radio también debe examinar lo que dice, y cómo lo dice, porque se pude tergiversar las palabras o no causar el efecto deseado, por lo que antes debemos conocer bien a nuestro público para luego saber de qué manera nos dirigiremos a ellos.
REFERENCIAS:

LOPEZ, José Ignacio, Manual Urgente para radialistas apasionados, Ecuador.
VILLANUEVA, Ernesto, Ética de la radio y la televisión: reglas para una calidad de vida mediática, Universidad Iberoamericana, México, 2000.

VIDEOS PROPIOS:

AUDIO:





AUDIO:

EFECTO DE SONIDO DE UNA SIRENA DE BOMBEROS

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